El 12 de junio de 2000, el autobús 174 fue secuestrado en una zona de lujo de Río de Janeiro por un joven armado llamado Sandro do Nascimento, que detuvo sus 11 pasajeros como rehenes durante cuatro horas. Agentes de policía y equipos de televisión llegaron numerosos e ávidos de sensacionalismo, y enormes multitudes se reunieron en el lugar del secuestro. Finalmente, la policía disparó a muerte Nascimento, y una pasajera murió. El evento fue transmitido en vivo por todas las cadenas de televisión brasileñas, convirtiéndose no sólo en uno de los retratos más impactantes de violencia sino sobre todo en uno de los más aterradores ejemplos de incompetencia policial y abuso de poder.
Padilha y Lacerda nos llevan, de forma aguda e inteligente, a través de las cuatro horas de enfrentamiento examinando en detalle el acontecimiento, lo que es la vida en las favelas de Río de Janeiro y la forma en que el sistema de justicia penal en Brasil trata a las clases socialmente más desfavorecidas. En este sentido, »Ônibus 174» forma un ensayo social a través de las escenas del secuestro sacadas de televisión, fotografías, resmas de informes de la policía y evaluaciones psiquiátricas, entrevistas a los rehenes, periodistas, camarógrafos, guardias, académicos, matones, trabajadores sociales, así como a la tía y los viejos amigos de Nascimento. Adquiriendo una inquietante calidad teatral, la película llega a poner de relieve la fuerte acusación de una sociedad en la que una fuerte inclinación a la violencia es lo que el poder tiene en común con el «crimen».