
Vallcarca no se vende, Vallcarca se defiende
Breve relato etnográfico de ayer noche
Asistimos ayer a otro episodio de nuestra Barcelona neoliberal y, a la vez, contestataria: el desalojo de una casa okupada en el barrio de Vallcarca. A las 18.00 h.-, cinco furgonetas (5!!) de las UPAS (Unidad de Policía Administrativa y de Seguridad, los antidisturbios del Ajuntament Barcelona, ciudad que necesita, no uno, sino dos cuerpos policiales de estas características), desalojaron a las dos únicas personas que permanecían en el inmueble okupado pacíficamente el pasado fin de semana. Rápidamente, un llamado a través de las redes sociales consiguió reunir a más de 100 personas que, una vez reunidas frente a la vivienda y entonando consignas como “Vallcarca no se vende, Vallcarca se defiende”, bajaron la Avinguda de Vallcarca acompañados del ruido de las cacerolas de los vecinos y vecinas, enfilaron por Torrent de l’Olla, cortaron General Mitre y llegaron, aproximadamente a las 20.45 h.-, a la puerta de la vetusta sede municipal de la Vila de Gràcia.
En la Plaça de la Vila, los ánimos se exaltaron y la concentración derivó en bombardeo de basuras hacía las instalaciones del Ajuntament. Poco después, la procesión continuó su recorrido, escoltados por los UPAS, subiendo por Gran de Gràcia, hecho que continuó hasta el destino final de la misma, los restos del antiguo barrio de Vallcarca. La presión policial continuó y, en respuesta a la misma, los concentrados se confundieron con las calles de Barcelona a través de vías alternativas. Al filo de la media noche todo estaba acabado.