Un documental de Kossakovsky sobre la huelga general de 2012
Corina Tulbure
Observatorio de Antropología del Conflicto Urbano
Era 2006 y organizábamos un Festival de cine de Europa del Este y trajimos varias películas de Kossakovsky. En Tishe, élgraba durante un año una calle en Sant Petersburgo desde una ventana. También proyectamos otro documental I love you (Three romances), un documental sobre el amor, las edades del amor. Desde una historia de amor de niños años, a historias de amor entre abuelos, el mensaje final era que todos los mocos y las arrugas se merecen besos. Recuerdo que la pasamos en el cine y al salir la gente estaba tan entusiasmada como si se hubieran tomado algo.
Lo interesante, en todo caso, de los documentales de Kossakovsky es que graba “la realidad”, pero las historias que monta son fascinantes, mucho más fascinantes que la ficción. Bueno, de hecho, la ficción tiene una mínima lógica, mientras que la realidad es mucho más irracional e impredecible.
En el año 2012, Victor Kossakovsky manda a más de 30 estudiantes a grabar la huelga general en Barcelona. De ahí surge el documental Manifestación, que me ha emocionado, es un film-ballet sobre las protestas. Al mismo tiempo de las manifestaciones, en el Liceu, se pasaba el ballet Don Quijote de Ludwig Minkus. Kossakovsky coge las imágenes de la huelga y pone la música de Ludwig Minkus.
Al verla ahora, aquellos días de las marchas se me hicieron muy presentes. Ya sé que hubo una degradación de estas protestas, pero me refiero a los primeros momentos… para mí, aquellos días fueron la primera vez que tuve un sentimiento de pertenencia. Y llevaba 10 años en Barcelona. Se habla mucho en los estudios sobre migraciones, acerca de la pertenencia, belonging, etc; se piensa casi siempre en la pertenencia a un lugar, a una sociedad, un debate tal vez estéril. Para mí, aquellas protestas fueron únicas, la pertenencia era la participación política.
Recuerdo aquel sentimiento de “todo es posible”. Surgieron, por ejemplo, muchos debates para abolir la ley de extranjería, la unión se palpaba en la calle. Por unos momentos la falsa y permanente división migrantes-ciudadanos se abolía. Ahora, no sé a dónde se van las protestas cuando la gente se retira de las calles. Me refiero a que no sé dónde quedó aquel “todo es posible”.
Por otro lado, a raíz de esta experiencia siempre he pensado que la migración es un gesto político. Se ha des-politizado al migrante, no se le reconoce como sujeto político y ha sido relegado al humanitarismo, a ser “objeto de estudio”, el “diferente”, el “Otro” candidato a integración o incluso peor, protagonista de aquellas metáforas biologicistas como cuando se habla de los migrantes como oleadas, etc. Son formas de violencia y de división de la lucha política. Mientras tanto se han politizado unos trozos de alambrada. Las vallas han cobrado presencia en la mente de la gente y en los programas políticos.
Esta es “Demonstration” de Víctor Kossakovsky, una visión sobre aquellos años más esperanzadores que el presente: